Cuando en el paraje semidesolado del polvoriento camino a Monte Seco todavía resuena el traquetear de las armas asesinas de los delincuentes, la Policía busca intensamente a los autores del crimen de dos de sus colegas.

El sábado último fue un día negro para la Policía; dos de sus efectivos cayeron abatidos por balas de delincuentes a los que perseguían por haber cometido dos asaltos minutos antes y haber secuestrado a dos personas con el afán, presumiblemente, de facilitar su huida si es que eran interceptados. El comisario de Pacanga, mayor PNP Carlos Antonio Aliaga Cortegana (48), y el brigadier PNP Emiliano Cajas Bazán (52) salieron de su comisaría apenas recibieron el aviso de un asalto y robo. Habían partido de sus hogares como de costumbre, pero sin presagiar lo que podía ocurrir, pese a que este valle ha sido convertido, por los malhechores, en uno de sus centros de operación.

Una acción cargada de odio, violencia y alevosía segó la vida del comisario y del subalterno que lo acompañaba. La poca información de la que se dispone señala que los dos efectivos advirtieron en el camino a Monte Seco a una camioneta que respondía a las características del vehículo utilizado en el asalto.

Cajas Bazán –quien iba conduciendo el patrullero- se detuvo, descendió junto con su superior para requerir identificación a los ocupantes de la camioneta pero fueron recibidos por una ráfaga de balas. Siete disparos impactaron en diversas partes del cuerpo del mayor Aliaga, y cinco en el brigadier Cajas. Ellos habrían muerto en el acto y no habrían tenido tiempo de responder al alevoso ataque.

Hasta ayer no se disponía de información precisa, pues en los medios policiales locales hay hermetismo y toda la información está siendo canalizada directamente por el jefe de la III Dirtepol, general PNP Oswaldo Alfaro Lagos quien el mismo viernes llegó a Pacanga, en un helicóptero, apenas informado del sangriento suceso.

El alto jefe policial ha asegurado que ya se tiene identificado a los criminales y se ha dispuesto operativos permanentes para capturarlos. El mayor Aliaga era natural de Lima, y Cajas Bazán nació en esta ciudad. Sus restos serán sepultados en sus lugares de origen con los honores correspondientes.

Este doble crimen ha ahondado la preocupación ciudadana ante el peligroso y brutal avance de los enemigos de la ley. La población demanda que las autoridades de todos los sectores comprometidos en la lucha contra el mal coordinen acciones a fin de definir estrategias para frenar la ola criminal.

Por parte del Gobierno no hay política definida en este campo en el que, evidentemente, los que se han puesto al margen de la ley van ganando la batalla.

 

FUENTE: ultimas noticias