Dos jovencitas menores de edad fueron rescatadas del bar denominado La Estación, que está ubicado en el CP San Martín de Porres. Allí atendían a parroquianos, tomando licor con ellos y probablemente eran prostituidas. El negocio -igual que el Dos Corazones, que también fue intervenido- no tenía licencia de funcionamiento municipal. Ambos locales fueron clausurados.

El rescate fue posible durante un operativo conjunto realizado por varias autoridades. Participaron la Fiscal de Prevención del Delito María Cecilia García Armas, policías de San José y del Escuadrón de Emergencia de Pacasmayo, un representante de la Municipalidad Distrital de San José, el gobernador de San José, el alcalde de San Martín de Porres. Las menores que tendrían alrededor de 16 años, serían naturales de Chiclayo y Moyobamba. No han podido ser identificadas porque se niegan a dar sus nombres. Se presume habrían sido amenazadas y advertidas por quienes las explotan que ante una intervención de la autoridad deben callar.
Desde la madrugada del sábado en que se realizó el operativo, las jovencitas han quedado en la comisaría de San José, debido a que no pudieron ser acogidas en el albergue Go Ye Ministries que funciona en Pacasmayo. La razón es que en el albergue han implantado algunas reglas para la protección de los menores que atienden y se niegan a aceptar a menores involucradas en investigaciones por prostitución.
El operativo se realizó la madrugada del sábado en dos locales, conocidos como La Estación y Dos Corazones.

En La Estación se habría encontrado una veintena de jovencitas que tomaban licor junto con los clientes. Todas eran muy jóvenes, y sin documentos de identificación. Al inspeccionar el local, las autoridades encontraron cuartos con camas, colchones y camarotes, donde se presume se ejerce la prostitución clandestina. Para qué más pueden servir camas y colchones en un bar, al que concurren solo varones.
Han sido intervenidas 3 personas, una mujer y dos varones porque serían los conductores de los negocios. Trascendió que los intervenidos responden a los nombres de Javier Vera y Milagros Aracely.

Estos bares, discotecas o centros nocturnos, serían en realidad prostíbulos clandestinos donde se presume se explota sexualmente a jovencitas y menores que son captadas en la selva con engaños. Les ofrecen trabajo en localidades de la costa, con el cuento que trabajarán en tiendas, o en restaurantes, que ganarán bien y que podrán estudiar. Al final terminan esclavizadas, encerradas, incomunicadas, y controladas por repudiables sujetos que las someten a la explotación sexual.
Los negocios de este tipo han crecido en ciertos sectores del Valle, sin que las autoridades los combatan, pese a que se promocionan con letreros y operan durante toda la noche y madrugada.

El caso de las menores rescatadas es realmente difícil porque su situación en la comisaría es en calidad de custodia, sin embargo no hay quien se haga cargo de su alimentación, que es lo más necesario en estos momentos. Eso sin contar que requieren ropa y obviamente descansar en lugares apropiados.